Tatiana Bilbao forma parte de una generación de arquitectas mexicanas como Frida Escobedo, Fernanda Canales o Rozana Montiel que llevan el buen hacer de la arquitectura mexicana por el mundo, vinculadas a la mejora de la vida de sus conciudadanos, aportando ideas y los medios para ponerla en marcha.
Tatiana estudió en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, antes de la fundación de su despacho era asesora en el Ministerio de Desarrollo y Vivienda del Gobierno del Distrito Federal de la Ciudad de México. Su interés se centra en el análisis del contexto que rodea los proyectos, su trabajo pluridisciplinar a todas las escalas desde la tipología de viviendas al master plan está siempre vinculado a la investigación. La flexibilidad con la que enfoca desde su despacho los encargos le ha permitido afrontar proyectos en diferentes países, desde una mirada global en la que la cultura mexicana tiene un gran peso, tanto en América Latina como Europa, lo que hace de su actividad académica primordialmente desde la universidad de Yale, aunque también ha enseñado en Harvard, Columbia o Dusseldorf, sea una experiencia para los alumnos. Entre sus proyectos hay que destacar el Jardín Botánico de Culiacán, la capilla de la Ruta de Peregrinación de Jalisco y actualmente trabaja en Arévalo (España) en el antiguo colegio de los jesuitas en la creación de un centro de arte que se denominará Collegium.
Es ganadora de numerosos premios como el Kunstpreis Berlín (2012), el Global Award for Sustainable Architecture (2014) o el Richard Neutra Award en 2022 por su carrera profesional.
Entrevista
Desde tus primeros proyectos en México como el Jardín Botánico y el Parque Tecnológico el Tec de Monterrey ¿Crees que ha cambiado tu mirada sobre la arquitectura y su función?
No ha cambiado en absoluto se ha refinado, ha llegado a ser más consciente y honesta. Al principio me dejaba influenciar por la educación de la Escuela, veía a mí alrededor y tenía una resistencia a lo que veía desde distintos ángulos y poco a poco entendí a que se refería esa resistencia.
Pienso desde siempre que la arquitectura cumple una función básica de cuidado para la posibilidad de la existencia humana en el planeta, siempre significo eso, y me costó entender que la gente ponía la educación en cómo se veía, su forma, su proporción, su color y su percepción, como enfocada más en algo que a mí me parecía una capa mucho más superficial de lo que la arquitectura era. Poco a poco, al paso de los años, he podido arraigarme mucho más ese primer pensamiento y desarrollarlo con completa conciencia y honestidad. Mi mirada no ha cambiado ha sido un proceso de reafirmación y consolidación, más justa hacia ese sentimiento.
Defiendes la enseñanza como un proceso de retroalimentación. ¿Qué te aporta enseñar en distintos lugares y a alumnos de distintas procedencias?
Me aporta muchísimo, lo que más me aporta y más entiendo es mi propia condición y existencia en el planeta y eso es lo que busco cada vez que voy a otros lugares, entenderme mejor yo y reafirmar, más en el momento que las complementan, las posturas que se generan en la confrontación con otras personas y lugares. Puedo alimentarme y lo que aprendo de mí, es esa noción de otros lugares y otras personas, e incluso siempre descubro que somos más distintos de lo que creemos.
¿Qué supone trabajar con profesionales de distintas formaciones? ¿Crees en los equipos multidisciplinares como método de trabajo en arquitectura?
Es fundamental, estamos hablando de como habitamos en este planeta, de cuáles son las necesidades y problemas, no creo que nadie tenga todo el conocimiento para entenderlos, que cada vez son más amplios, y quien tenga el conocimiento nadie lo conoce mejor que él, el conocimiento cada vez tiene que ser más amplio dado que nos especializamos y cada vez tiene que ser más multidisciplinar. Habitamos en colectivo y por ende debemos producir en colectivo.
¿Concibes la arquitectura como impulsora de cambio social?
La arquitectura tiene mucho poder pero no lo puede todo, pero si puede ser una plataforma para producir un cambio social o para impedir otro, lo tengo comprobado y establecido con muchos ejemplos específicos desde muchos ángulos. La arquitectura no llega tan lejos y no lleva tan lejos, si la arquitectura lo intenta y no lo logra pone sus límites.
En alguna ocasión has afirmado: Funcionalidad, sostenibilidad y estética deben ir de a mano ¿Esto es siempre posible? ¿En qué medida el contexto, al que das gran importancia, influye?
En absoluta medida es lo más importante, pero lo más profundo es que aunque las características de funcionalidad, sostenibilidad o estética sean lo más importante es que no son las mismas en cualquier contexto, cada una tiene su significado propio en el lugar. En un sitio una actuación puede ser sostenible y en otro insostenible, por ejemplo en un pueblecito de Alemania podemos salir al bosque, talar pinos maduros, plantar de nuevo y construir con la madera, eso en México es lo más insostenible del planeta, en donde construyes con concreto y nos dicen que es lo más insostenible y ni uno ni otro. Son conceptos que tiene que definirse en el sitio en su conjunto.
¿Influyen en el concepto de barrio factores como la identidad y la diversidad?
No es tarea de la arquitectura, es un reflejo. Fundamentalmente la identidad la da la gente y la arquitectura es la plataforma para que pueda existir pero no es más que una amalgama de roles e impedimentos y puede convertirse en un límite.
¿La arquitectura puede diseñar símbolos y que la población se identifique con ellos? Son elementos que suman a la posibilidad, acabada la ruta de peregrinaje, preguntaba a la gente, sin decir que yo había intervenido, que pensaba de los elementos icónicos de la ruta, la contestación era: “lo más importante es que alguien presto atención a nuestro ritual”, el lugar ya proveía de identidad.
Más allá de que lo símbolos ayuden a la representación, es la idea de ser parte del barrio.
¿Cómo ves los procesos de edificación en los distintos países? ¿Se advierten rigideces o flexibilidad en las normativas y autorizaciones?
Sí, pero algo tiene que haber para operar armónicamente y de modo seguro. Se pretende regular para todos de igual modo y cada vez somos más grandes y diversos por lo tanto no vale para todos los barrios y las distintas formas de habitar el planeta y hay menos posibilidad de coincidir en este barrio con los suburbios periféricos Se ha hecho poco por entender las distintas formas de habitar los barrios y esas leyes son muy rígidas.
Las bases y la reglamentación las hace una minoría que pretende regular e imponer para todos, no es fácil, si haces una normativa más abierta, se aprovechará quien tiene los medios. Si fueran más flexibles significaría permitir intervenir en la definición y aplicación de las normas. En México existe el derecho a la vivienda y la ley determinará qué significa, determina para un grupo pequeño con condiciones muy específicas y que no aplica para otros, somos contrarios los unos a los otros y no vale una definición de casa con cocina, un baño, dos recámaras y una sala y comedor, el 99% no habita así. Hay que entender que el S.XX fue el de pensar como habitar este planeta de modo equitativo y democrático y no llegamos a la fórmula y el reto del S.XXI, será el de la aceptación de la diversidad, entender que somos distintos.
La vivienda se concibe como un derecho ¿Cómo crees que se podría acceder a este derecho?
Es el punto más álgido, le he dado vueltas, en un seminario con los alumnos de Yale, no puedes poner un derecho a disposición del mercado que está en manos de la propiedad, lo rige el mercado, supone un riesgo así no hay forma, tiene que ser distinto, hay que defender como hacerlo de otro modo. No debería estar vinculado a la propiedad privada. Existen ya ejemplos en países donde es así. La vivienda tiene que encontrar otros canales, además, existen problemas fundamentales también porque la vivienda se considera el espacio de desarrollo para ‘la familia’, en México literalmente en la constitución se lee como uno de los derechos de los ciudadanos: “toda familia tiene derecho a una vivienda….” , ese es ya un segundo factor de discriminación, pues la mayoría no viven de acuerdo a las definiciones en la ley de lo que se considera una familia, por lo tanto no todos los ciudadanos tienen acceso al derecho constitucional.
El tercer aspecto es que la ley también la concibe la vivienda como lugar de descanso, no el núcleo esencial para la existencia de la vida. y por ende no reconoce que es el lugar donde se hace el trabajo mas fundamental el trabajo de reproducción.
¿Cómo ves el acuerdo público-privado en la edificación de vivienda social?
El problema recae en que un derecho constitucional no puede caer en manos del mercado, es ahí donde está una de las mas grandes fricciones para poder encontrar las fórmulas que permitan un acceso real a un lugar para habitar para cada ser humano. Tenemos que hablar de habitar el planeta y no de tener una casa. Es algo mucho más fundamental y fundacional.
Más allá del derecho a la vivienda, que implica un techo estamos hablando del proceso más profundo de necesidad de sostener la existencia.
¿Crees que construir barrios exclusivamente para vivienda social, creando gueto tiene solución con estructuras integradas más pequeñas con identidad y diversidad?
Esos guetos ya están construidos y no, no son lugares donde la gente pueda habitar de forma integral, sin embargo ya están ahí, y si tienen un error de principio, pero se puede cambiar….la gente como el agua busca su cauce y si se busca encuentra sus centros, pero la población más precaria tiene pocas maneras de lograrlo. Existen casos de éxito, pero habría que entender como sociedad lograr reforzar los lazos comunitarios y que las estructuras de gobierno las apoyen con recursos para transformar esos guetos en barrios, esas periferias en centros, esa sería la mejor posibilidad incluso para los centros de las ciudades.
¿Ves factible integrar la vivienda social en barrios con otros niveles económicos?
Esta totalmente comprobado que sin esa integración no hay posibilidad de mejora para la gente segregada. Pero lo grave es que la sociedad actual necesita de esos barrios y de esa segregación para existir. Nuestro actual sistema capitalista depende fundamentalmente de la explotación y discriminación de los que menos tienen, sin esa explotación el sistema no existe. Así que lo primero que debemos de reconocer es que fundamentalmente necesitamos cambiar el sistema. Para mi es un sistema que parte del profundo entendimiento que necesitamos al otro para existir y lograr sostener esa interdependencia nos haría librarnos de la necesidad del capital para sostener nuestra vida.
¿Cómo ves la provisión de servicios para mejorar la calidad de vida de los barrios y la participación ciudadana en la detección de necesidades como en el diseño de los espacios.
Eso construye un barrio mejor y de transformación con más posibilidades. Mazzucato habla de la necesidad de solucionar el fondo y no la forma, más que mucha discusión sobre los impuestos ir desde abajo para transformar, refuerza y ayuda. Hacer inversión sin duda ayuda.
¿Cómo ves la autoconstrucción basada en un modelo arquitectónico negociado con los vecinos
El lugar donde la gente puede ser partícipe de la producción de su espacio, eso es sin duda donde deberíamos estar, yo debo decir como quiero vivir en este planeta pero el problema de esos procesos, colectivos, cooperativos, surge cuando se viene desde la precariedad. Autogestionar y autoproducir es lo más sostenible y podríamos vivir mejor, ¿pero en qué condiciones? Construir con los materiales más asequibles y a mano significa materiales más insostenibles, chatarra.
Siempre te ha preocupado dentro de la vivienda social los costes de construcción ¿Crees que es factible bajarlos? ¿La industrialización puede conducir a una mejor provisión de viviendas baratas?
No, creo que no, no hay que magnificar la solución, se tiene que ir a soluciones más locales, después del sismo, con pocos recursos, lo más barato era construir con tierra y lo saben hacer pero nadie quiere una casa de tierra, porque no es una casa de material, no es moderna y eso te etiqueta, esa etiqueta en el mundo entero es de que eres pobre. El código de construcción excluye, los materiales locales con los que puedes construir, los materiales nativos no están subsidiados, ni dan crédito ni establecen la propiedad. Lo que limita las construcciones más asequibles y sostenibles. En San Simón, nadie quiso hacerse una casa de tierra, y tuvimos que asumirlo y solo entonces entender como ayudarles a utilizar bien aquellos materiales industrializados, proporcionar el conocimiento que nosotros si teníamos, y las herramientas para que no se caigan las casas, pero desafortunadamente no logramos hacerles ver que lo suyo, local y nativo era lo mejor. Lo más triste es lo que hoy dicen: la casa es un infierno, porque los materiales no se adecúan al clima y ya no tienen otro futuro, ya se gastó el dinero y se contaminó el planeta.
En la Bienal de Arquitectura de Chicago de 2015, presentaste tu propuesta para viviendas sociales sostenibles y de bajo coste ¿Desde esa fecha cuáles han sido los principales avances?
Esta propuesta surgió tratando de generar un sistema muy flexible que pudiera construirse habitando de formas muy diversas y combinando usos, e incluso poderse construir con el material disponible de la zona, pero al empezar a implementar esta estrategia de diseño nos dimos cuenta que, de todos modos incluso, al pensar en esa flexibilidad, es un diseño que sigue viniendo desde el centro, desde nosotros y no desde su localidad y sigue siendo un gesto paternalista y en alguna forma colonizador y lo que hay que hacer es entender como apoyar que se puedan generar plataformas en situaciones diversas. Hay que ir por caminos muy locales, no se pueden generar soluciones paraguas sino más específicas. Esa vivienda en donde sea y como sea es no entender, hay que proyectar en su lugar de origen, con su propia cultura y gente, propia economía y propios problemas y respuestas.
¿Cómo ves la vivienda flexible o adaptable de cara a servir en todo el proceso de desarrollo vital de las familias?
Sin duda creo que nuestra solución daba muchas posibilidades a un sistema embebido en un sistema comercial y de promotores inmobiliarios y ampliaba la respuesta pero sigue siendo parte del sistema y no del que hace la vivienda. El derecho es de la persona a habitar pero sigue siendo parte del sistema económico. Ahora lo que si creo es que debemos de buscar como desarrollar un sistema legal que sostenga ideas de habitar flexibles y progresivas, pues es aquí donde la arquitectura se enfrenta a uno de sus grandes retos. Ésta, es estática, está determinada y es muy poco flexible, sin embargo sostiene un proceso orgánico que cambia a cada instante. Los cuerpos cambian y la vida cambia a una velocidad que la arquitectura no puede pero ni parece querer responder.
¿Cómo ves el coliving?
La vivienda en común es nuestra forma natural de habitar. Los seres humanos necesitamos al otro para existir, por ende no podemos vivir en aislamiento. Esta vivienda, o al menos el titulo trata de reconocer la noción de la existencia del otro, sin embargo desafortunadamente el termino e comercializó y el uso del término no refleja realmente lo que debía. La vivienda debe asumir que nuestra vida debe ser colectiva y por ende se tiene que producir desde otro lugar y entender que el ser humano necesita de su intimidad para nutrirse, pero no puede sobrevivir sin el otro. Esa no es la vivienda que estamos produciendo hoy.
El valor funcional es esencial para los habitantes de las viviendas, su bajo coste y sostenibilidad innegables, pero, ¿crees que la estética también ha de jugar un papel irrenunciable?
La definición física de cualquier pensamiento es el resultado de la prefiguración estética. Y me parece importante pues la arquitectura es ese espacio vital que necesita un cuerpo para existir pero no solo necesita protegernos, necesita ser sin duda una plataforma que inspire la vida. Inspirar en el sentido mas amplio, la estética ayuda, pero para mí no es nada más, es una definición física que engloba todo y que enaltece la vida, no como valor, sino como condición intrínseca que es necesaria para que se espacio sea para la vida.
Fuera del tiempo, nuestra ciudad tiene solución podríamos llegar a una ciudad ideal, soy una optimista y creo que es posible. Si transformamos el fondo, donde entendiéramos que la vida tiene que sostenerse antes de cualquier cosa podríamos transformar así nuestra relación con el entorno, y transformar de fondo y no de forma. Transformar el entorno construido, va a tomar mucho tiempo pero creo que es posible.
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