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Entrevista a Pedro Calaza Martínez

Pedro Calaza Martínez es Doctor Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Santiago de Compostela y Doctor Arquitecto del Paisaje por la Universidad de Lisboa.

Actualmente es investigador independiente y profesor en el Máster de Jardines Históricos y servicios ecosistémicos de la infraestructura verde de la Universidad Politécnica de Madrid, también es el director de la Escuela Gallega del Paisaje de la Fundación Juana de Vega, decano del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Galicia y director de la división de infraestructura verde de Urbaser.

 

Entrevista

> Desde tu experiencia como profesor de arquitectura del paisaje, ¿cómo ves la concienciación de los profesionales que intervienen en el territorio?

Las intervenciones en el territorio son muy amplias y variadas, en muchas ocasiones las miradas están excesivamente sesgadas por la formación académica de origen, pero poco a poco avanzamos hacia una mirada transversal y complementaria de profesionales de distintas orientaciones académicas. La aparición de estrategias, normativas y tendencias multisectoriales para una mejor planificación, diseño y gestión del paisaje ha motivado también este cambio.

 

> ¿Crees que el paisaje está suficientemente tratado en las diferentes carreras universitarias?

La verdad es que creo que no, el paisaje siempre ha sido el gran olvidado o una disciplina secundaria. Es cierto que hay asignaturas específicas en carreras como geografía, arquitectura, ingeniería agronómica, ingeniería de caminos, etc., pero muy focalizadas en temas concretos, aunque ninguna con una visión global que abarque la parte proyectual y de gestión o las diferentes escalas del paisaje. Ha habido masters universitarios como el que coordinábamos desde la fundación con la USC (arquitectura) y la UDC (ingeniería y geografía) que se diseñó para cubrir esa necesidad académica formativa, pero en general hay pocas carreras que lo aborden. Es también un problema de atribuciones profesionales y de titulaciones, en España no es una profesión regulada y no hay tradición, al contrario que en otros países como nuestro vecino Portugal.

 

> ¿Cómo ves las últimas sentencias en relación al urbanismo depredador de los espacios naturales? ¿Piensas que se está produciendo un cambio en el futuro en relación a la protección de nuestros espacios naturales tanto del conjunto de la sociedad como de profesionales y políticos?

El urbanismo debe integrar el respeto y los valores de la parte natural, debe haber una especie de binomio biofílico entre urbanismo y naturaleza. Somos ya conscientes de la necesidad de cambiar la forma de planificar y utilizar el territorio, los recursos son escasos, debemos ser inteligentes e incluso egoístas y trabajar con la naturaleza para crear lugares para vivir más sanos, enriquecedores, civilizados y verdes. Ello incluye los paisajes de cercanía, recordemos que el propio Convenio Europeo del Paisaje incluye los paisajes cotidianos, cercanos, como básicos para la población, especialmente en las ciudades.

Y sí, creo que hay un cambio profundo en el conocimiento e integración de los elementos naturales en los procesos de ordenación del territorio y el paisaje. Hay muchos ejemplos, la concentración parcelaria es uno de ellos. Históricamente se hacían trazados cartesianos sin analizar el patrimonio natural profundamente. Ello ha cambiado… la propia Estrategia Europea de Infraestructura Verde demanda ese cambio de visión, que es recogido en la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de Conectividad y Restauración Ecológicas, publicada en julio del año pasado (Orden PCM 735/2021). El título no es casualidad, cita a la red y los términos de conectividad y restauración, es decir, fortalece la red minimizando la fragmentación del territorio y restaurándolo desde un prisma ecológico.

 

> Tu entrada como director de la Escuela Gallega del Paisaje ha supuesto un cambio de orientación en la institución, volviendo a sus orígenes más vinculados a la agricultura incorporando aspectos interesantes sobre la gestión y comercialización del campo ¿Consideras que estos aspectos habían quedado pendientes y que la pandemia ha propiciado un incipiente retorno al medio rural hace necesario este aprendizaje? O ¿No podemos pensar que el retorno al mundo rural no lo va ser desde el retorno al cultivo del campo sino desde actividades más urbanas derivadas del teletrabajo?

Creo que no se ha producido un cambio de orientación. La Escuela Gallega del Paisaje siempre busca alternativas y opciones en el variado abanico de ocupación y uso del territorio. Debemos adaptarnos a la realidad de los tiempos y a las necesidades impuestas por episodios a veces traumáticos como la pandemia.

La pandemia COVID19 nos ha recordado la importancia de la necesidad de interactuar con los elementos naturales, mucha gente ha huido al campo en ese periodo de tiempo y muchos anhelaban reconectar con la naturaleza, aunque fuese en los parques urbanos. Muchos se replantearon irse a vivir a entornos rurales y, de hecho, aumentó bastante el precio de ese tipo de viviendas. Pero la sociedad actual es la que es y hay que ofrecer todo tipo de servicios para que eso sea una realidad y la población se fije en el rural. Es preciso buscar soluciones híbridas que potencien la recuperación de los procesos productivos agrarios y también ofrecer opciones para teletrabajar en otros campos y para disponer de medios modernos de comunicación, formación e interacción digital. En ese sentido, una iniciativa interesante son las Smart Villages europeas, que se están formalizando en Galicia con el nombre de aldeas modelo o aldeas inteligentes.

La parte productiva es importante, debemos aprovechar iniciativas como alimentos de km 0, alimentos diferenciados, productos ecológicos, singulares, ligados al territorio como los IGP, las D.O. o los productos vinculados a escenarios naturales particulares como pueden ser las reservas de la biosfera, como así se está haciendo en la Reserva de la Biosfera de Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo.

Recordemos que, por ejemplo, en Galicia, muchos paisajes son paisajes labrados, creados tenazmente por el hombre desde hace miles de años (hay dataciones ya del siglo V), paisajes culturales, agrarios, bocages, semibocages, openfields, etc… que configuran una realidad física del territorio. La producción agraria ha sido y es modeladora de paisajes. El patrimonio rural crea paisaje.

 

> ¿Qué condiciones deberían tener los sistemas agroalimentarios para ser más sostenibles?

Los sistemas de producción del siglo XXI deben orientarse hacia la economía circular, hacia el respeto ambiental, hacia la optimización en el uso de los recursos, pero también hacia la optimización de las producciones, la mirada frente al cambio climático, que puede generar escenarios donde las especies vegetales que se utilicen sean muy diferentes a las actuales, donde las plagas y enfermedades provengan de otros contextos, etc… hay que racionalizar las producciones con esa mirada ecológica, pero en equilibrio con la mirada productiva. También es importante, minimizar las huellas de carbono e hídricas, en este sentido los alimentos de proximidad o km 0 son importantes para un menor consumo de combustibles.

> ¿En qué medida la agricultura de proximidad puede hacer a nuestras ciudades más saludables y resilientes en situaciones difíciles?

Los modelos productivos y la demanda a veces son perversos, ¿Por qué tenemos que consumir naranjas africanas o cerezas chilenas fuera de temporada en nuestro pais? ¿Por qué hay que transportar alimentos miles de km cuando potencialmente podemos tener los mismos e incluso alternativas mejores en entornos cercanos? ¿por qué denostamos nuestros productos tradicionales cuando se trata de alimentos de gran calidad, menos contaminantes y que mejoran la economía local? Requiere un poco de reflexión y un mecanismo de contención de las demandas dirigidas y, por supuesto, mejorar la concienciación y la sensibilización…

Por su parte, la agricultura de proximidad es importante y puede minimizar muchos problemas ambientales, pero hay que ser cauto, no todo vale, hoy en día están de moda los huertos urbanos, la azoteas con cultivos de hortalizas, etc… pero su viabilidad y calidad depende del contexto, ¿es adecuado cultivar tomates en una cubierta de un edificio en Mexico D.F., con la contaminación urbana que hay? Hay soluciones buenas, pero deben analizarse para cada lugar y condiciones, no todo es extrapolable. Históricamente ha habido propuestas de cultivos de cercanía urbano-rural con diferentes propuestas de uso del suelo como el de Von Thunen o de Patrick Geddes, hoy en día se plantean otros…pero debemos centrarnos y ser coherentes con las propuestas y adaptarlas a la realidad de cada ciudad y su demanda. Además, los parámetros de seguridad alimentaria y de tipologías productivas han cambiado.

La denominada agricultura vertical emerge con fuerza a nivel internacional y se posiciona como una solución de alta capacidad productiva en un espacio pequeño, empresas de gran envergadura de diferentes sectores como el de las energías renovables están desarrollando ideas y proyectos tractores en este campo.

 

> ¿Qué políticas sería necesario plantear frente a la ficticia independencia de las ciudades de los ecosistemas naturales que las sustentan?

Singapur, una de las primeras ciudades biofílicas, cambió su concepto de “una ciudad jardín” a “una ciudad en un jardín”. Un cambio cualitativo importante que pone de manifiesto la dependencia vital de los ecosistemas naturales en las urbes. Desde mi punto de vista, el patrimonio natural debe ser un condicionante de peso en la redacción de los planes de urbanismo. En muchas ocasiones se hacen estudios de medioambiente, pero que no son tenidos en cuenta como realmente deberían, y ahí entran en juego no sólo los inventarios, la riqueza de las zonas, sino también los servicios ecosistémicos que generan. Si realmente no somos conscientes de su necesidad, nunca podremos optimizar las formas y métodos de ocupación del territorio.

En mi opinión, el marco legal debería imponer la necesidad de integrar estudios serios de paisaje, de infraestructura verde en los diferentes planes, proyectos, desarrollos urbanos, es una forma de garantizar la supervivencia y el respeto, así como jerarquizar los elementos importantes del territorio.

 

> ¿Cómo definirías la infraestructura verde? ¿Cuáles son los pilares de un buen plan de infraestructura verde?

Creo que la definición de la Estrategia Estatal de Infraestructura Verde y de Conectividad y Restauración Ecológicas es muy acertada, se trata de una adaptación de la definición europea del 2014 (antes de esa fecha había más de 35 definiciones diferentes):

“La infraestructura verde es una red ecológicamente coherente y estratégicamente planificada de zonas naturales y seminaturales y de otros elementos ambientales, diseñada y gestionada para la conservación de los ecosistemas y el mantenimiento de los servicios que nos proveen. Incluye espacios y otros elementos físicos ‘verdes’ en áreas terrestres (naturales, rurales y urbanas) y marinas.”

Como vemos, incide en que es una red, es decir, si no existe conectividad entre espacios, no hay infraestructura verde, y debe tener diseño y gestión para optimizar los servicios ecosistémicos a los que aludíamos antes. Es importante también que incluye la parte de infraestructura azul, los ríos, lagos, arroyos y la parte marina. En algunos países o ciudades se diferencia la infraestructura verde de la azul, nosotros las abordamos conjuntamente, con sus peculiaridades.

Los pilares para un buen plan de infraestructura verde son muy variados, pero quizás un punto de partida importante es saber de que se está hablando, muchas personas confunden un sistema de espacios verdes con una infraestructura verde y no es lo mismo ni anatómicamente ni funcionalmente. Debemos avanzar en ese sentido y transmitir el conocimiento necesario a diferentes escalas de trabajo: estatal, regional y municipal.

 

> ¿De qué manera se podría plantear el trabajo en el campo como continuidad en la cadena de infraestructura verde?

Si entendemos el trabajo en el campo como la parte de producción agraria, los campos de cultivo son también elementos importantes de la infraestructura verde, pueden ser elementos multifuncionales que generan también servicios ecosistémicos, especialmente los de tipo de provisión. Es decir, son piezas espaciales importantes de la red que ciertamente permiten la conectividad y la continuidad de la infraestructura verde. Conscientes de ello, se tiende a permitir que sean también recursos que potencien los flujos ecológicos, permitiendo la circulación ecológica, mediante bandas de flor en los bordes de los cultivos, mediante el respeto de los muros secos, verdaderos nichos de biodiversidad de microfauna y reptiles, etc.

 

> ¿Qué se entiende por servicios ecosistémicos? ¿Cómo se procedería a su caracterización y medición de su beneficio para los seres humanos?

Podemos definirlos como los beneficios que la población recibe de la naturaleza. Hay tres tipos fundamentales: los de provisión (suministro de agua, alimentos, ganadería, fibras, etc.), los de regulación (térmica, hídrica, erosión, etc.) y los de tipo cultural (ocio, cultura, salud, etc.). En algunas clasificaciones se incluye un cuarto tipo, el de soporte o hábitat, pero que inherentemente está incluido en los tres anteriores. Una de las clasificaciones más utilizadas en Europa, la denominada CICES (Common International Classification of Ecosystem Services) lo obvia.

En la actualidad hay diferentes metodologías para su identificación y cuantificación (ARIES; TESSA; I_TREE, Metodología de Euskadi, etc.), una de las más utilizadas es INVEST, pero que no abarca todos los servicios. Normalmente es preciso el uso de varias metodologías e incluso crear algunas ad hoc para poder abordar todos los que existen en una zona. En un proyecto piloto que coordinamos desde la Escuela Gallega del Paisaje, que analizó 31 ayuntamientos, tuvimos que utilizar 5 metodologías diferentes, algunas partes incluso se enfocaron sólo desde un punto de vista cualitativo por su complejidad. Se precisa seguir trabajando y construyendo sistemas y métodos para ir mejorando la identificación y la cuantificación de los servicios ecosistémicos.

Por último, es importante tener en cuenta que hay servicios sinérgicos y servicios antagónicos, normalmente en medio urbano los de tipo de regulación y cultural suelen ser sinérgicos y antagónicos con los de provisión. La potenciación de un tipo puede mermar los de otros tipos, por eso la demanda es importante y proyectar escenarios diferentes con soluciones alternativas es bueno para optimizar el diseño de la infraestructura verde.

 

> En otras ocasiones en la revista hemos hablado de las ciudades saludables máximo en el caso de la pandemia que puedes decirnos de tu obra “Infraestructura verde. Sistema natural de salud” que pueda ayudar a los profesionales del urbanismo tener otras perspectivas a la hora de planificar.

Soy un ferviente creyente de que una gestión racional del territorio puede mejorar la salud. Hoy en día existe un campo emergente de evidencias científicas que ponen de manifiesto la inherente relación entre los espacios naturales y la mejora de la salud física, mental y social. El ingrediente salud debería incorporarse en los procesos de urbanismo. En ese sentido hay iniciativas como la medicina plus, en la que trabajan transversalmente diferentes profesionales, no sólo médicos, sino también arquitectos, ingenieros, psicólogos, etc. Otro ejemplo es la medicina espacial, que aboga por buscar las mejores soluciones en el campo de solape entre el urbanismo, la salud y la naturaleza, que lo ponen de manifiesto.

En mi libro se trata históricamente la relación infraestructura verde-urbanismo-salud y se argumenta con citas científicas como se pueden manejar parámetros como el diseño, la proximidad, la accesibilidad, la composición, el diseño, etc. en los procesos de diseño urbano con un marcado foco en la mejora de la salud. Todo ello utilizando teorías contrastadas como la Biofilia (Erich Fromm, Edward Wilson), la Teoría de la Restauración del matrimonio Kaplan y Kaplan o la de Reducción de stress del Dr. Ulrich.

La obra aborda también parte de la evolución histórica de las ciudades en su diálogo con la naturaleza y revisa conceptualmente la infraestructura verde, su anatomía, componentes, propiedades, etc. todo ello para entender exactamente lo que es y el potencial de su uso para crear lugares para vivir más saludables.

En definitiva, se ofrecen argumentos, alternativas de diseño y ciencia que pueden ser utilizados para un mejor diseño urbano con el foco en la salud.

 

> En algunas de nuestras ciudades está surgiendo el concepto de bosque urbano ¿Cómo lo definirías y cuáles deberían ser sus fundamentos de diseño?

El concepto todavía está calando en la sociedad, pues en España en particular, tendemos a asociar directamente bosque urbano con bosques periurbanos y se trata de un concepto más ambicioso. De hecho, a nivel internacional esta falta de conocimiento se complicaba más por países y ello condujo a la FAO a publicar una definición de bosques urbanos que está propagándose y unificándose a nivel internacional. La define como:

“… como redes o sistemas que comprenden todos los arbolados (rodales), grupos de árboles y árboles individuales ubicados en las áreas urbanas y periurbanas; por tanto, se incluyen bosques, a?rboles en las calles, árboles en los parques y jardines y árboles en las esquinas de las calles. Los bosques urbanos son la espina dorsal de la infraestructura verde que conecta las áreas urbanas a las rurales y mejora la huella ambiental de las ciudades.”

La FAO también clasifica los bosques urbanos en 5 categorías principales: parques periurbanos, parques urbanos de más de 5000 m2, pockets parks de menos de 5000 m2 pero con árboles, arbolado de alineación y otras configuraciones (por ejemplo el Bosque vertical de Stefano Boeri o microbosques en azoteas). Como vemos, son muy variadas y diferentes de lo que a priori se podría entender como un bosque urbano.

 

> Tu trabajo se ha dedicado en buena medida al arbolado ¿Qué se entendería por un plan de arbolado urbano? ¿Cuál sería el interés de su implementación?

Sí, me he centrado en el arbolado urbano porque es la columna vertebral de la infraestructura verde, especialmente la urbana y es generador de una inmensa cantidad de servicios ecosistémicos. Lamentablemente, la gestión general de este material vegetal ha sido, en general, desafortunada y requiere reflexiones y cambios de conocimiento. Un plan de arbolado urbano debe estar en sintonía con la estrategia de infraestructura verde y no debe ceñirse a un listado de especies y asignarlas a tipologías de calles, es mucho más, es plantear escenarios futuros de cambio climático, es sugerir propuestas de gestión para minimizar los efectos de este cambio y mejorar la resiliencia. Se trata de un documento serio que debe utilizar enfoques modernos. Por ejemplo, todavía se sigue hablando de números de árboles por habitante o por ciudad, pero lo verdaderamente importante es optimizar el volumen y la superficie de proyección de copa. Lo que realmente genera beneficios son las hojas de los árboles y, por ello, debemos tener el mayor número posible, la denominada fracción de cabida cubierta es un indicador fundamental en las ciudades.

Un tema importante es la poda, históricamente podamos demasiado, es un tema cultural; un árbol ornamental bien elegido para una zona determinada no debería requerir poda salvo la precisa por temas sanitarios, seguridad ciudadana o presencia de ramas secas. Debemos cambiar este enfoque y debemos hacerlo ya, y para ello es básico sensibilizar a la población y explicarles las cosas ya que históricamente lo que no se poda da la impresión de que está mal gestionado y no es así.  Con una poda controlada y acotada podremos optimizar la superficie foliar, tener ejemplares de mayor tamaño y ofrecer mayores y más variados servicios ecosistémicos.

Es increíble que en el momento actual se siga mutilando a los árboles con prácticas desafortunadas como el desmoche o el terciado.

 

> ¿Cómo ves las soluciones centradas en la naturaleza para mejorar nuestra infraestructura verde y la creación de corredores ecológicos para evitar la fragmentación del territorio y recuperar hábitats dañados?

Las denominadas soluciones basadas en la naturaleza (SBN) son objetivo prioritario de la UE y no es una casualidad ni un tema baladí, es aprovechar inteligentemente los servicios que nos ofrece la naturaleza y optimizarlos. Creo que son un completo acierto, pero debemos implementarlas con lógica, no debemos caer en modas mal planificadas.

Por su parte, los corredores son básicos, de hecho, tal y como apunté antes, si no hay conectividad no hay infraestructura verde y, precisamente, la fragmentación es un claro problema que crea pérdida de biodiversidad y de riqueza ecológica.

 

> Se ha publicado por la UE<.  Building a coherent Trans-European Nature Network en Julio 2020. ¿Qué papel deben jugar los corredores territoriales para preservar la diversidad y por ello evitar la fragmentación del paisaje?

Los corredores son fundamentales a diferentes escalas, a escala micro en las ciudades para potenciar la biodiversidad y el flujo ecológico y a escala macro, a nivel de territorio, ya que permiten el movimiento de fauna y flora (semillas, por ejemplo). En ese sentido, los corredores ecológicos, biológicos, sensoriales, etc. son una pieza sin la que no podríamos garantizar el funcionamiento completo y holístico de la infraestructura verde.

En muchos países se han construido ecotúneles que permiten ese movimiento por encima de las infraestructuras lineales que fragmentan el territorio como las autopistas o las redes ferroviarias. Recordemos que la conectividad es inversa a la fragmentación.

 

> En Europa se está hablando de las infraestructuras verdes y azules como una manera de integrar todo tipo de protecciones ambientales ¿Por qué tenemos aquí toda una cantidad de tipologías de protección y no se plantea la unificación del tipo?

Yo utilizaría el término en singular, hay la infraestructura verde de Europa y después está la parte española y dentro de la española la de Galicia, etc…. es un enfoque multiescalar a nivel espacial y administrativo.

Muchas de las categorías de protección son impuestas por legislación europea, otras nacional o regional, habría que analizar como integrar esas diferentes normas y leyes. De todas formas, la complejidad de las protecciones ambientales es alta y puede que fuese complicado por aspectos políticos y de intereses particulares. Se podría hacer un ejercicio de síntesis y agrupar temas, pero también recordemos que incluso hay legislaciones ambientales diferentes por comunidades autónomas, demasiada variedad, a veces absurdo, …. Debería unificarse todo.

 

> Desde tu experiencia en la planificación urbana y la arquitectura del paisaje ¿Cómo crees que se pueden mejorar las periferias urbanas en la actualidad tratadas como bordes sin terminar?

El paisaje no tiene límites administrativos y la infraestructura verde tampoco. Los bordes deberían desaparecer, difuminarse o diluirse, debe haber continuidad y para ello hay que trabajar conjuntamente entre diferentes actores y organizaciones. En los bordes sin terminar se deberían plantear ideas, proyectos o tratamientos que permitiesen transformarlos en zonas de transición que formen parte de la infraestructura verde, buscando una especie de continuum verde. Pueden representar también zonas buffer o tampón que ofrezca un zona de protección ambiental y que radialmente penetre en la ciudad.

 

> ¿Qué cambios pueden suponer en las ciudades y/o pequeños municipio el trabajo realizado de la Guía de Infraestructura verde de la FEMP (2019) realizada por tu equipo?

Creo que la guía de la FEMP es un documento amplio, abierto y que recopila, aparte de mucha teoría y planteamientos internacionales, una serie de experiencias que pueden ser aplicables a las ciudades y villas de España. Se recoge el marco jurídico y medidas para implementar la infraestructura verde a diferentes escalas y contextos. No hay soluciones genéricas, hay que buscar la mejor solución para cada entorno en función de los valores del lugar. Puede ser un documento de referencia para implementar cambios importantes alineados con la visión ecológica de las ciudades y villas.

> Ahora más con la Covid ¿Qué papel deben jugar los parques urbanos como espacios de relación y para los diferentes grupos etarios? 

Todos somos conscientes de la necesidad de espacios verdes que hemos tenido durante el confinamiento. Y era una necesidad de experiencias biofílicas, pero también sociales. La cohesión es uno de los problemas más importantes de la sociedad actual, sobre todo en las ciudades. Son focos de contacto de diferentes grupos de estratos sociales, de diferentes edades, de interacción vertical y transversal. Otro ejemplo claro son los huertos urbanos, aparte de su papel de zonas productivas (con sus particularidades), son lugares de encuentro de vecinos, de familiares y de amigos.   

Para garantizar ese uso social se deben hacer diseños atractivos y esos diseños deben recoger las preferencias de los usuarios potenciales, unas preferencias que a veces son innatas y otras adquiridas, en muchos casos derivadas del sesgo cultural del observador. Se debe hacer un profundo ejercicio de los parámetros y componentes demandados por los usuarios, que dependerán de su formación, etnia, género, edad, origen, etc.

 

> ¿Cómo concibes la intervención en el paisaje en los planes de urbanismo? El tema del paisaje muchas veces queda relegado a la intervención en un momento posterior lo mismo que en la obra de arquitectura, convirtiéndose en un proceso de tramita administrativo más que en un estudio real ¿Cuál es tu opinión?   

Hay un movimiento interesante que nació en Harvard que se denomina el Urbanismo del Paisaje. Este movimiento aboga por utilizar el paisaje urbano como el recurso fundamental de construcción de las ciudades en vez de las edificaciones. Yo creo en ese cambio, creo que los proyectos de urbanismo, de diseño urbano, de edificaciones no son completos sin una mirada condicionada al paisaje. El paisaje debe ser el proyecto. Normalmente, los proyectos se suelen centrar en la parte más gris, más construida y efectivamente se deja para el final el entorno, el paisaje. ¿Cuántas veces hemos visto edificios fantásticos fuera de contexto o no acompañados por un tratamiento adecuado del paisaje? Desde mi punto de vista, todos los proyectos deberían integrar de forma ordenada un estudio de paisaje y un proyecto de ejecución bien desarrollado, bien definido y de calidad, realizado por profesionales.

 

> Por otro lado ¿Crees que el paisaje se encuentra suficientemente tratado en la legislación urbanística, o debería tener un lugar más destacado la hora de intervenir en el territorio?

Poco a poco se va mejorando, España tiene Ley de Paisaje, hay cuatro comunidades autónomas que tienen legislación propia como Cataluña, Valencia, Galicia y Cantabria, pero es cierto que hay que seguir trabajando en muchas comunidades y creando catálogos de paisaje, directrices de paisaje, etc. además, es necesario un buen mecanismo sancionador, porque resulta un recurso importante en España para hacer cumplir las leyes. Somos una sociedad que todavía no entiende bien los espacios comunes, la propiedad pública, las medidas para salvaguardar el territorio…se suelen primar los intereses particulares frente a los generales,… cuando era pequeño fui Boy Scout y me quedo con una frase que siempre nos decían: “Intenta dejar el mundo un poco mejor de como lo has encontrado”, creo que es el enfoque del trabajo con el territorio y el paisaje y, también extrapolable a otros campos.

 

> El paisaje es un concepto fundamental y componente crucial de la diversidad biológica o biodiversidad que papel deben jugar en la crisis climática en los procesos de pandemias como el que estamos viviendo.

Yo creo que en realidad la biodiversidad es un componente del paisaje, la fauna y la flora configuran paisajes. La biodiversidad es el corazón de la infraestructura verde.

El paisaje es una realidad física que es percibida, esa percepción suele ser sólo estética y se deja la parte funcional y la parte más ecológica. Creo que el paisaje debe entenderse y percibirse desde una mirada múltiple, que integre los servicios ecosistémicos que genera y por supuesto la biodiversidad.

La diversidad biológica es clave para hacer frente al cambio climático, a mayor biodiversidad mayor resiliencia territorial, es un hecho.

 

> ¿Cómo puede el paisaje contribuir a los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030?

El paisaje es un medio y a la vez un fin para alcanzar los ODS. Siguiendo la filosofía de la Agenda, se pueden conseguir transversalmente y universalmente. El paisaje permite la vida en la tierra, la vida en el mar, la producción de alimentos, las ciudades y comunidades sostenibles, etc. Una buena planificación, diseño y gestión del paisaje puede permitir alcanzar los ODS de forma transversal, de hecho esos objetivos son objetivos también de la disciplina del paisaje.

 

> ¿Cómo ves el futuro de las energías renovables y el uso de espacio de valor paisajístico tanto para la implantación de aerogeneradores o de campos solares?

Todo apunta a que las energías renovables son la opción de peso para luchar contra el cambio climático, pero también es cierto que el impacto medioambiental y paisajístico es importante. Creo que se debe buscar un equilibrio entre ambas, hay que seleccionar espacios con menor impacto para la construcción de estas instalaciones y sobre todo, debemos invertir en materia gris, en investigación, para identificar y desarrollar otro tipo de soluciones.

Apuntaba Severo Ochoa: “En principio la investigación necesita más cabezas que medios”.

 

> Por último, la relación coste-beneficio de los espacios verdes en las ciudades sobre la salud, ¿es rentable? ¿Es posible partenariado público-privado o es preciso insistir en la inversión pública?

La relación coste-beneficio es positiva, hay estudios que apuntan a que hay una relación 1:3 entre la inversión en espacios verdes y los beneficios cuantificados económicamente que se generan. En un informe de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos se calculó el beneficio en términos económicos de los espacios verdes; arrojando que se producían sobre 10,80 euros/m2/año, de los cuales 0,9 euros eran de ahorro en gastos de salud.

En países como EEUU, el servicio de salud invierte en elementos de infraestructura verde para prevenir enfermedades, es obvio que es más fácil prevenir que lamentar… En España, también tenemos experiencias, hay ayuntamientos como el de León que es puntero en este tipo de enfoque y hace años ya firmó un convenio con la Consejería de Sanidad para que los médicos prescriban ejercicio o paseos verdes por determinados parques de la ciudad. En función de la patología del paciente se le receta una zona verde determinada por recorrido, pendientes, etc.

Por otra parte, entidades del sector de seguros trabajan en el campo e investigan como ahorrar dinero invirtiendo y potenciando la interacción con el verde.

En mi opinión, el uso de espacios verdes, la interacción con los elementos naturales y la prescripción verde son importantes para minimizar los problemas de salud, e insisto, no es un tema superficial o una apuesta débil, es una línea de trabajo apoyada por la OMS, por la FAO, por ONU-Hábitat, y un gran número de profesionales de diferentes titulaciones que abogamos por que se apueste por ello y se haga realidad. Es una apuesta económica, inteligente y necesaria.  

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José Mª Ezquiaga Domínguez, Dr. Arquitecto. Profesor Titular de la E.T.S. de Arquitectura de Madrid

José Fariña Tojo, Dr. Arquitecto. Catedrático Emérito de la E.T.S. de Arquitectura de Madrid

Fernando Fernández Alonso, Arquitecto

Josep Mª Llop Torné, Arquitecto. Profesor en la Facultad de Geografía de la Universidad de Lleida

Llanos Masiá González, Arquitecta

Javier Ruiz Sánchez, Dr. Arquitecto. Catedrático de la E.T.S. de Arquitectura de Madrid

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