Llega esta publicación de ONU-HÁBITAT y la Organización Mundial de la Salud en un momento oportuno, planteando un punto de inflexión al incidir en la necesidad de la planificación, que nunca ha dejado de ser necesaria pero de la que, en materia de territorio y ciudad se ha ido prescindiendo o no poniendo en ella suficiente énfasis. Ordenar el territorio y construir la nueva ciudad parece ser ahora un nuevo paradigma que nos ayudará enfrentarnos al cambio climático, a  prever nuevas pandemias y responder a la que aún sufrimos. Parece obvio que seguimos necesitando a las ciudades, pero también que necesitamos saber cómo cambiarán en la vida digital, la movilidad, la terciarización y reconsiderar como y donde vivir de forma permanente.

Pocas veces se ha manifestado más claramente la relación de la planificación con la ciudad. la publicación se abre con un prólogo que contiene una declaración:”La forma en que se construyen las ciudades determina nuestra calidad de vida”. Se trata de un manual de consulta dirigido a “profesionales del urbanismo, gestores municipales, profesionales sanitarios y a todos aquellos interesados en los fundamentos de nuestro bienestar colectivo” y tiene por finalidad complementar  las Directrices Internacionales sobre Planificación Urbana y Territorial (ONU-HÁBITAT, 2015).

El manual parte de la consideración de que la salud “no solo es un indicador de la calidad e la planificación urbana; también es un elemento indispensable para asegurar un desarrollo sostenible”. Se estructura en nueve capítulos siendo los cuatro primeros los que hacen referencia a la salud en relación con la planificación urbana y territorial, desde la justificación de porque es necesaria su integración en el proceso de planificación y a quien se dirigen las orientaciones,  los procedimientos, cuales son las aportaciones y las razones para integrar la salud en la planificación, hasta desarrollar porque salud y planificación deben actuar como aliados, desde la consideración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la exigencia de su coordinación entre los distintos sectores y la consideración de cómo ciudades y estilos de vida urbana influyen en la salud, y, un tema relevante como es la equidad en la salud un objetivo al que es necesario aspirar y asentar.

La planificación no es la respuesta a los problemas sanitarios pero si un medio para corregirlos y cumplir con los principios de la Nueva Agenda Urbana que están relacionados con la salud. Las políticas urbanas repercuten en el aire que respiramos, en la calidad de los espacios que habitamos, trabajamos y nos divertimos, en  la forma en la que nos desplazamos, en el acceso a los alimentos y en la atención sanitaria.

El capítulo quinto plantea como incorporar la salud a la planificación considerando cuatro dimensiones desde las normas urbanísticas y legislativas básicas a los proceso de ordenamiento urbano y territorial, en tanto que se eviten riesgos para la salud como una optimización de los procesos desde una perspectiva de salud. Complementándose en el capítulo seis con las orientaciones para la integración de la salud en la planificación, a través de aquellos activos, entendidos como bienes, que favorecen la salud como puedan ser la naturaleza  o lo construido.

En todo momento se pone especial atención a la participación, impulsando el protagonismo de las comunidades, acompañadas por personas con formaciones diversas como los planificadores y profesionales de la salud pública.

El capítulo siete  está dedicado a la identificación de aquellas variables a partir de las que se puede introducir la salud en la planificación urbana y territorial, señalando cuatro: el entorno (p.e. los espacios públicos), los resultados (p.e. incremento de la actividad física), principios (p.e. reducción de los riesgos viales), o sectores (p.e. la vivienda), centrándose el capítulo ocho en los instrumentos existentes para evaluar la salud y la equidad sanitaria. El capítulo 9. El corazón del desarrollo urbano, se inicia con un epígrafe en el que enuncia la salud como catalizador de la mejora del sistema de planificación.

Objetivos de Desarrollo Sostenible y vínculos entre el medio ambiente y la salud. Fuente: Basado en Preventing disease through healthy environments: a global assessment of the burden of disease from environmental risks, pág. 96 (Prüss-Ustün et al., 2016).

Se trata de un manual eminentemente práctico con esquemas y ejemplos claros enfocando siempre la planificación tanto territorial como urbana desde el objetivo de incorporar al salud como principio básico. A modo de ejemplo el planteamiento de cinco indicadores de una planificación territorial y urbana sostenible con un doble enfoque, la salud como aporte y como resultado. Pretende la planificación de espacios más compactos que propicien la inclusión social, mejor conectados y más resilientes al cambio climático y a los desastres naturales resumido en una planificación integrada en las instituciones. Aporta, a modo de ejemplo, un esquema en el que se establece la relación entre los ODS y los vínculos entre medio ambiente y salud o en el que muestra los principales determinantes de la salud y el bienestar con implicaciones en la planificación de los asentamientos humanos.

En definitiva se pretende hacer una aportación a una línea de trabajo, que cada vez se manifiesta más nítida:”la planificación urbana y territorial especialmente a escala nacional y de área metropolitana, ha de ser garantía de protección de la salud y fomento del bienestar de la población”.

Se acompaña de una amplia bibliografía y un apéndice en el que se presenta una descripción detallada de los distintos recursos e instrumentos, hasta un número de 71, en una tabla a doble columna de Recursos e Instrumentos y Fuentes y descripción.

Puedes consultar el manual en este enlace.