Solar de Ana Mª Matute. Fuente: Imagina Madrid.

Imagina Madrid ha presentado sus nueve proyectos para intervenir en la periferia madrileña involucrando a los vecinos en su elaboración. Son acciones impulsadas por el Área de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Madrid y coordinado por Intermediae, se ha trabajado con una metodología descentralizada, colaborativa y multidisciplinar.

El proyecto comienza en 2017, recogiendo las opiniones y deseos de los vecinos de los ocho  distritos en los que se iba a trabajar, para posteriormente desarrollarse un concurso de ideas abierto a profesionales, fusionándose en una etapa posterior profesionales y vecinos. Se trata de intervenciones temporales, trabajadas desde ámbitos multidisciplinares. Se desarrollaron así nueve proyectos en distintos espacios, se trabajo en espacios con un punto de partida común, su falta de aceptación y uso que, por tanto, exigían una actuación inspiradora para mejorar su capacidad de acogida y potenciar su visibilidad e integración en la vida vecinal.

Los enfoques, muy diversos, trataban de encontrar en cada caso las claves para un nuevo entendimiento del lugar, a partir de  la idea de recuperar la convivencia ciudadana, convertir lugares abandonados, degradados o con escasa actividad en lugares de encuentro del barrio en el que se sitúan.

Se eligieron nueve distritos en su mayoría situados en el Sur de Madrid, siendo las propuestas muy diversas en función de las demandas del lugar, así en Arganzuela la idea era reactivar una plaza como un lugar de encuentro intergeneracional, traducida en diversas acciones de la que destaca la realización de un laboratorio de creación radiofónica colectiva y de ahí su nombre “En sintonía”.

Los dos solares objeto de actuación se encuentran en Carabanchel, el primero recupera el título de de una novela de Ana María Matute, “Paraíso (in) habitado”, ella que da nombre a la biblioteca al lado de la que se sitúa, en este caso se propone la realización de un archivo sonoro que recoge relatos, recuerdos y emociones y tendrá una proyección futura con la realización colaborativa de una intervención física, una biblioteca sonora y una publicación. La otra propuesta tiene una denominación sugerente:”El jardín de los nómadas” será una actuación artística temporal que impulse el amor por los libros, la ecología y el encuentro vecinal a la espera de que se materialice una biblioteca.

Aparecen otras tres plazas en el proyecto, una en el distrito de Fuencarral, otra en el de Moncloa-Aravaca y la tercera al Sur en Vicálvaro, donde el proyecto se denomina “Plantación de la memoria: una bitácora de VIcálvaro”, en el espacio abandonado de la Plaza de las Brigadas Rojas en el que se trata de generar un archivo de recuerdos, acción que desembocará en la plantación de plantas aromáticas en puntos clave, donde se realizarán “performances” tomando los recuerdos como material de partida. En la primera “Acciones (extra) ordinarias. Construyendo lo inesperado”, el espacio a tratar es la Plaza de la vaguada, hoy pavimentada, es un lugar desapacible. La intención, al incluirla en el proyecto es que fuese un laboratorio sobre las posibilidades, modos de participación e intervención en el espacio público. Se plantea un escenario social para estimular situaciones de diversidad cultural, de género y creatividad. 

En Moncloa-Aravaca, se presenta algo tan cotidiano como “Haciendo plaza”, en un lugar tratado pero inadecuado y carente de significado. Se trata de conseguir que la plaza actual degradada e incluso sin nombre  deje de ser un lugar de paso, convirtiéndose en un lugar de encuentro para el barrio por medio de actividades periódicas vinculadas a la cocina y generadas con dos cocinas móviles unidas a un sistema de sonido también móvil. Se plasmará su revitalización en talleres de cocina en las que los vecinos están invitados a compartir sus recetas, de manera que la cocina y el sonido sirvan como herramientas para conocer y poner en valor al propio barrio.

Las otras propuestas trabajan en la misma línea, se realizarán en el Parque de Pradolongo , en el que la fiesta se asume como metodología vertebradora y el Mirador del Payaso Fofó donde se desarrollará una ópera, Kópera, un gran evento artístico y cultural compuesto por las historias personales de los vecinos. La única calle en al que se ha trabajado es la de Topete, conocida como “el pequeño Caribe” por la población que hoy la habita. En esta ocasión se plantea una propuesta de arte público y ciberfeminismo, así lo cuentan sus autores, su denominación: “El Beso”, y la definen como un proyecto de creación colectiva que va en la búsqueda, a lo largo de varios meses, de una identidad más profunda de las relaciones humanas entre vecinos y vecinas, centrado en el protagonismo de las mujeres.

Como se puede ver no se trata de proyectos físicos, sus promotores no tienen competencias urbanísticas, solamente se pretende generar nuevas actividades, en las que reunir memoria, ocio y cultura creando espacios de identidad colectiva y afectan más a la sensibilidad y a la solidaridad. Los propios equipos que lideran los proyectos se denominan equipos artísticos, como corresponde a su aportación de imaginación y creatividad para la plasmación de los deseos de los vecinos. Es otra manera de intervenir en la ciudad con propuestas alternativas más cercanas a la acción que a la construcción y que afectan más al conjunto de las relaciones vecinales, ya que que los espacios cambiarán a muy largo plazo o se modificarán mediante actuaciones puntuales.